El Individualismo
La propensión al individualismo, visto no como la prerrogativa o libertad de actuar en la esfera propia de cada individúo, conforme a sus reglas y motivaciones, sino como un estado de insensibilidad frente a la suerte de los demás, es uno de los rasgos más preocupantes en el tiempo presente.
En realidad es un comportamiento muy arraigado en la condición humana desde la antigüedad. El gran filósofo español José Ortega y Gasset lo llamaba particularismo, que definía como un estado de cerrazón mental en que la gente no cuenta don sus congéneres ni le importa mucho su drama o circunstancias.
En las sociedades democráticas y desde el postulado de credos religiosos se trata de combatir esa tendencia con llamados a la solidaridad con el prójimo para garantizar la convivencia armónica entre capas sociales separadas por la desigualdad social y económica. Sin embargo, este predicamento no encuentra un campo propicio en sociedades donde las deficiencias en servicios públicos básicos obliga a los más pudientes a buscar soluciones individuales a sus necesidades, como ocurre en la República Dominicana.
Roby Senderowitsch, representante en el país del Banco Mundial, ha llamado la atención acerca de este fenómeno que, aunque conocido en nuestro país; no parece suscitar la mayor atención, porque probablemente es visto con total naturalidad.
Tal como ha comentado, las familias se ven obligadas a eos-, tear por cuenta propia las soluciones a sus problemas de suministro de agua y electricidad para asegurarse cierta calidad de vida y esto les lleva a incurrir en gastos extraordinarios.
Pero fuera de estos perjuicios, que no debieran existir si esos servicios fueran estables y eficientes, lo más preocupante, tal como apunta Senderowitsch, es que los ciudadanos se tornan insensibles y pierden la capacidad de articular soluciones colectivas.
#Es un círculo vicioso de difícil resolución, porque como las deficiencias son crónicas y por décadas no se han vislumbrado mejoras apreciables, tampoco es razonable pedir a los ciudadanos que sufran tales padecimientos si tienen medios económicos para rodearse de mejores condiciones de vida junto a los suyos.
Mientras no haya cambios apreciables, el particularismo se ahondará como una fórmula de despreciable distanciamiento social